Se trata de un bálsamo para las puntas. Nutre y previene las puntas abiertas, aportando además un rico olor a flores con un toque cítrico.
Leí bastantes buenas opiniones sobre él hasta que me decidí a probarlo, aunque al llegar a la tienda me llevé una gran desilusión: el tamaño. Sus sólo 10 gramos entran en una minúscula cajita más pequeña que la de un bálsamo de labios.
¿Vale la pena pagar para algo tan pequeño los 7 euros que cuesta?
La respuesta es sí, sí y sí.
El bote es pequeño, vale, pero cunde un montón. Se aplica dando vueltas con el dedo hasta que se derrite y este se te queda impregnado del aceite que ha salido, entonces pasas tus dedos por las puntas, mechón a mechón y dejas actuar.
No deja el pelo con sensación de pesadez, ni aceitoso siempre que no te pases con la cantidad (como con cualquier producto) y notarás enseguida tus puntas más brillantes y con más vida.
Además, lo que al principio vi como una desventaja, el tamaño, al final me resultó de lo más cómodo: lo puedo llevar en el estuche, en el bolso... sin que me ocupe nada y como tiene una aplicación tan fácil y cómoda puedo aplicármelo las veces que quiera cuando me voy acordando porque la nutrición nunca está de más.
Como truco, por la noche, aplicó más cantidad porque mi pelo lo termina absorbiendo pero de todas formas, ya os digo: ¡podéis repetir y repetir porque la lata no se acaba y el pelo no se ensucia!
Definitivamente, entra en mis imprescindibles y repetiré. Siento mis puntas más nutridas y sanas.
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